La Policía ha incautado 2.500 relojes falsos y cerca de 40.000 euros en metálico. La banda introducía la mercancía en autobuses que venían cada semana de Marruecos. Los propios conductores eran quienes camuflaban el material entre los equipajes de los pasajeros y la entregaban a sus receptores en distintas paradas en estaciones de servicio. El último escalón lo formaban los vendedores directos, quienes vendían las piezas por Internet a precio que oscilaba entre 120 y 160 euros.
La investigación sobre la forma de actuar de un portal de Internet comenzó en 2009. Los agentes constataron que tras la él se hallaba un grupo de personas perfectamente organizado que finalmente ha sido ahora desmantelado.
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