El desmantelamiento de los servicios en el medio rural, con los continuos recortes en educación, transporte, sanidad, etc.; los robos en el campo, los abusivos precios del gasóleo y de la electricidad y la pérdida de fondos de los PDR por la mala gestión de los mismos, son otros de los problemas que preocupan a la organización y que la mueven a convocar esta manifestación, como señala su coordinador estatal, José Manuel de las Heras.
Unión de Uniones y inició una campaña para dar a conocer el alcance de las afectaciones de las actuaciones contrarias a la normativa de la Unión Europea del Gobierno de España en la aplicación de la nueva PAC, que son claramente injustas en el reparto de las ayudas y siguen dejando la puerta abierta a que se beneficien de ellas los que no son agricultores activos.
Comentarios
martin dice:
Violencia nacionalista en Madrid, Señor director: Viviendo de la agricultura, he participado durante muchos años en las manifestaciones en Madrid para mejorar nuestras condiciones de vida. Hoy, 26 de marzo de 2015, repartí, como otras veces, pancartas con los lemas de la marcha. Todo iba bien hasta que algunos agricultores, catalanes como yo, se adelantaron y desplegaron unas banderas independentistas, mezclando así, con esa opción política, tan legítima para un demócrata como la del PP o IU, nuestra común reivindicación económica, pervirtiendo el fin de nuestra marcha y dividiendo a sus participantes. Así se lo hice notar a uno de los organizadores, que habló con ellos y les conminó a retirarlas. Pero al poco rato volvieron a sacarlas, por lo que repetí mi denuncia, esta vez al principal dirigente de la marcha, que volvió a prohibirlas, volviendo ellos a exhibirlas, sin que esta tercera vez la organización lo remediara. Vista la evidente debilidad, por decir lo menos, de los organizadores, me tendí ante las ruedas de los tractores, negándome a manifestarme, como era mi así irrespetado derecho, tras banderas políticas, ajenas a los fines para los que nos habían reunido. Tras larga discusión, la organización me pidió, como hice, que me levantara, porque las habían retirado. Al minuto se mostró que eso era de nuevo falso, por lo que volví a tenderme, hasta que la policía, con un trato correcto que agradezco, me explicó que debía retirarme, ya que ellos no podían intervenir para restaurar el orden interno de la marcha. Yo tendría, como hago hoy mismo, que denunciar en comisaria a los dirigentes de dicha marcha que, contra los objetivos de la convocatoria, y faltando varias veces a su palabra, toleraron esa intromisión política, incluso violenta: algunos de esos independentistas intentaron pegarme, y uno de ellos me agarró y quiso arrastrarme fuera de las ruedas de los tractores. No soy yo quien realmente está por los suelos, sino una España que, en Madrid como en Cataluña, por temor o intereses, no se opone como debe a esa minoría violenta que primero rompe cristales, después ocupa los medios de comunicación para evitar que se conozca lo que hacen -ocho de cada diez medios a los que envío este hecho no lo publicarán- y acaba por falsificar o romper las urnas para imponerse por las armas a quienes no han tenido el valor de defenderse a tiempo. Martín Sagreda Capdevila.
martes, 31 de marzo de 2015 a las 21:10