Desde grandes centros comerciales como la Gran Manzana hasta pequeñas tiendas de ropa, pasando por bares y restaurantes, bancos o supermercados. Pero también las grandes entidades de los polígonos industriales, hoteles o concesionarios de coches. La sensación es que casi todos han abierto. A sus puertas, los coches aparcados daban fe de que los trabajadores estaban en su puesto laboral en un alto porcentaje. También funcionaban otros servicios como el de Correos, los Juzgados o el propio Ayuntamiento. La sensación era de normalidad.
Al margen de las cifras oficiales, los vecinos de Alcobendas han visto hoy como su ciudad funcionaba a un ritmo algo más bajo que otros días pero, ni mucho menos, quedaba parada.
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