Perros, gatos, tortugas, peces, pájaros, conejos e incluso un pato pasaron con sus propietarios bajo el hisopo que los bendijo. Y es que la tradición manda en todo el mundo desde que la economía familiar dependía de la agricultura y la ganadería, un hecho que obligaba a un especial cuidado de los animales y que Algete conserva entre sus citas anuales. Así, los dueños, con el afán de pedir salud para lograr un rendimiento pleno de sus especies, han mantenido este reconocimiento de sus especies, antes de labranza y ahora simbólicamente de sus mascotas, y siguen encomendándose a San Antón Abad.
Durante la jornada de homenaje, numerosos fieles se acercaron a la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción para asistir a la misa en honor del patrón y después degustaron un aperitivo por cortesía de la Hermandad de San Antón. Luego, los vecinos y sus mascotas acudieron a la bendición de los animales, donde este año no han faltado ejemplares exóticos, y han acompañado al Santo en procesión por las calles de Algete. Como siempre, la festividad animal ha recordado una costumbre que premia el trabajo de la tierra.
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