Rubén es inmigrante y vino a España buscando un futuro mejor. Junto a él, su mujer y sus dos hijos. En su momento suscribieron una hipoteca de 990 euros mensuales, que con el tiempo subió hasta los 1.500. Pagaban religiosamente hasta que llegó la crisis y el dinero dejó de entrar en casa. Ahora perciben únicamente 850 euros. Tras varios intentos de desahucio, seguirán otras dos semanas en su casa. Una vivienda que ya ha subastado el banco. Desesperado, insiste en que estos 15 días buscará una solución para negociar que su familia pueda seguir viviendo bajo techo.
Numerosos colectivos sociales, culturales y vecinales les han dado su apoyo a la entrada de la vivienda frente a un fuerte dispositivo policial.
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