Desde la noche de los tiempos las comunidades humanas han necesitado crear nuevas palabras para designar a aquellos vecinos con los que no se podían entender. De ahí la palabra “bárbaro”, que procede de la onomatopeya griega “bar bar”, como nuestro actual “bla bla”, que venía a designar a los extranjero que no sabían hablar (griego, claro) y que sólo decían extraños “bar bar”. Similar a los “Němci”, los “alemanes” en República Checa, que proviene del término “němec”, que significa “mudo”.
A partir de ahí Aberto Bustos, profesor de la Universidad de Extremadura y que mantiene el Blog de Lengua (http://blog.lengua-e.com/), nos enseña algunas construcciones curiosas que toman al extranjero como justificación de cosas que no conocemos.
Y en este caso tenemos un ejemplo en español, el tan manido “esto me suena a chino”, que tiene su correspondencia en el alemán con "Das sind mir böhmische Dörfer", o sea, "esto para mí son pueblos de Bohemia", o en checo, con "To je pro mě španělská vesnice", que viene a ser “esto es un pueblo español para mí”.
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