Las uvas, los petardos, la nieve artificial, las luces, las cenas, la fiesta… Cada uno tiene sus tradiciones para celebrar el fin de año, la superación de otros doce meses más, y esta vez lo haremos sabiendo exactamente por qué diciembre es el último y enero el primero de nuestros meses.
Como cada semana Alberto Bustos, profesor de la Universidad de Extremadura y que mantiene el Blog de Lengua (http://blog.lengua-e.com/), arroja algo de luz a la cuestión. Diciembre viene a significar el mes “diez”, porque era el último de los diez meses romanos. Pero se equivocaron calculando los ciclos y tuvieron que introducir dos meses más casi a la fuerza. Por eso se colocó primero enero, januarius, el mes de “Jano”, el dios de la doble cara que representa el umbral, la puerta entre dos realidades.
Pero esta semana también es buen momento para descubrir los significados de realidades propias de la época: alcohol (de al-kuhúl, algo así como el antepasado del rímel o la sombra de ojos), polvorón (relacionado con el “polvo” de este mantecado) y villancico (“canción de los villanos”, de los habitantes de la villa, del pueblo) son buenos ejemplos.
Comentarios