Tengo que reconocer que me gusta más la lectura que los números, aunque siempre he tenido una especial predisposición a familiarizarme con las cifras. Recuerdo cómo, cuando tenía veinte años, mi novia, con la que comparto hoy mi vida, y yo pasábamos las tardes enteras haciendo números en las servilletas de algún bar planificando nuestra futura vida en común (qué tiempos aquellos en que unos veinteañeros podían planificarse el futuro). La verdad es que las servilletas de los bares dan mucho juego, y si no que se lo digan al expresidente de la Generalitat Valenciana, el Sr. Camps, que acordaba con el arquitecto Calatrava los millonarios contratos de las obras públicas en esos pequeños y ásperos trocitos de papel... Leer más.
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