La gripe es una enfermedad muy contagiosa originada por virus que ocasiona una infección aguda del aparato respiratorio. Una vez contraída, la mayoría de las personas infectadas se curan completamente en una semana o 10 días. El virus es muy contagioso y la transmisión se produce de persona a persona a través de pequeñísimas gotas de saliva que expulsamos por la nariz o por la boca al hablar, toser o estornudar.
La vacunación para evitar contraer la gripe se dirige a personas igual o mayor de 60 años, así como a los grupos con mayor riesgo de padecer complicaciones si contraen la gripe, como personas con enfermedad respiratoria o cardiovascular crónica; personas con otras enfermedades crónicas que comprometen el aparato respiratorio por aumento de secreciones o por disfunción neuromuscular; enfermos con afecciones metabólicas crónicas como diabetes mellitus, obesidad mórbida, insuficiencia renal, hemoglobinopatías y anemias, asplenia y enfermedad hepática crónica.
También se consideran del grupo de riego los inmunodeprimidos, niños de seis meses a 18 años tratados durante largo tiempo con ácido acetilsalicílico, personas que convivan en el hogar con personas de riesgo, residentes en instituciones cerradas y mujeres embarazadas; así como personal médico, de enfermería y otros trabajadores del ámbito sanitario; trabajadores en asistencia domiciliaria con individuos de alto riesgo; personas que realicen servicios esenciales para la comunidad y personas de alto riesgo que vayan a viajar al trópico o al hemisferio sur
Por lo contrario, no deben vacunarse los alérgicos a algún componente de la vacuna; personas que anteriormente hayan tenido una reacción alérgica severa con la vacuna de la gripe; personas con enfermedad febril aguda y los niños menores de seis meses.
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