El hombre tenía una empresa en Algete, situada en la carretera de Torrelaguna. Durante ocho años se dedicó a verter sustancias provenientes de su actividad industrial a un pequeño estanque abandonado, cuyas aguas residuales se filtraron al terreno a través de diferentes fisuras, provocando un vertido directo al dominio público hidráulico. Ello generó una gran contaminación en el suelo, produciendo una concentración de metales superior en más de diez veces a lo permitido. Según la sentencia, el empresario era conocedor de las deficiencias a infracciones de sus instalaciones y continúo provocando el daño al medio ambiente de la zona a pesar de las inspecciones y denuncias a las que fue sometido. Además del año de cárcel, tendrá que estar un año sin poder realizar su actividad profesional y pagar una multa de 3.650 euros.
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