La conservación del pescado fresco es una de las más cuidadosas que hay que llevar a cabo en la cocina ya que es un alimento muy delicado. El producto debe guardarse en la parte más fresca de la nevera, que normalmente suele llevar instrucciones de ser la “zona de conservación de pescado”, también es conveniente limpiarlo bien antes de guardarlo. Si lo mantenemos en la nevera, es conveniente que el liquido que gotea el pescado no esté en contacto con el propio alimento, para lo cual se puede situar en una bandeja especial.
Al ser fresco, debe consumirse antes de las siguientes 36 horas y en el caso de que no sea así, lo mejor es congelarlo. En el caso de haber congelado el pescado, habrá que sacarlo del congelador con 12-15 horas de adelanto al cocinado y descongelarlo en la nevera: nunca a temperatura ambiente.
Siempre es conveniente preguntar al pescadero sobre la mejor forma de conservarlo y envolverlo, y de si puede suponer algún riesgo por el famoso anisakis.
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