Ese examen de la tensión es aún más importante si una persona ha sido ya diagnostica de hipertensión, de tensión arterial elevada. Se trata de una enfermedad crónica, muy común en todo el mundo, que afecta a más del 20 por ciento de los adultos entre 40 y 65 años y casi a la mitad de los mayores de 65 años. La hipertensión arterial, este mal silencioso porque normalmente no produce sintomatología, conlleva un mayor riesgo cardiovascular que finalmente podría derivar en problemas cardíacos, renales o cerebrales. De ahí la importancia de tomar medicinas para su control y seguir un tratamiento correcto y mantenido en el tiempo, para disminuir el riesgo individual.
La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias. Cuando el corazón late, bombea sangre hacia las arterias; en ese momento, la presión es más alta y recibe el nombre de presión sistólica o máxima. Cuando el corazón está en reposo, entre un latido y otro, la presión sanguínea disminuye y es conocida como presión diastólica o mínima. Los valores establecidos como normales se han fijado en 14 para la máxima y 9 para la mínima.
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