8 penaltis para los visitantes frente a 2 de los locales. Es sólo un dato del riguroso arbitraje que el equipo de Rafa Guijosa sufrió en sus carnes el día de ayer. Todo se resume en que, mientras que al Alcobendas no se le permitió cometer ninguna acción antirreglamentaria ni apenas se le pitó acciones favorables a su favor, su rival dispuso de un trato totalmente contrario. La consecuencia, un partido igualado que en muchas fases fue dominado por los alcobendenses, con el marcador a favor, fue decantado por las decisiones de los colegiados.
Ante el despropósito las fuerzas de seguridad tuvieron que calmar a los aficionados que, impotentes ante la situación, no dudaron en increpar duramente a los colegiados y a la prensa afín a la Federación española de balonmano, de la que dependen los árbitros. Mucha tensión en una afición muy tranquila habitualmente. Queda mucha liga y todavía hay mucho por decidir. La siguiente cita, el lunes frente al Cai Aragón.
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