Rubens viajó a Italia de donde se empapó de arte y a España, donde trató con Velázquez y copió el trabajo de los maestros del Renacimiento. Fue un pintor muy prolífico, caracterizado por la alegría de su pintura, la sensualidad y el colorido, con una inconfundible seña barroca, como se ve en este cuadro.
“Las tres Gracias” fueron propiedad suya, comprada a su muerte por el rey de España Felipe IV. En el siglo XVIII se consideró tan erótica que se quiso quemar. Ahora esta obra de arte se puede ver en El Prado y de ella hablamos en “Dime que miras”, con Daniel Verdú Schuman, profesor de Arte de la Universidad Carlos III.
Comentarios