En estos 75 años, las hermanas se han ocupado de cobijar en los centros con los que cuenta la Congregación a cientos de personas con importantes problemas físicos y psíquicos y sin recursos. Para entrar en el Cottolengo hacen falta dos condiciones: padecer una enfermedad incurable y no tener recursos. Ellas les ofrecen cuidados, sesiones de Terapia Ocupacional o Logopedia, entre otras, alimentación y sus instalaciones se mantienen gracias a la colaboración de cientos de voluntarios, que, junto a ellas, se encargan de los enfermos.
Entre las personas que desinteresadamente acuden al Cottolengo se encuentran dentistas, fisioterapeutas, o psicólogos, que contribuyen a mejorar la calidad de vida de los enfermos. Pero el voluntario no tiene edad ni sexo. Decenas de personas se acercan cada día al Cottolengo de la Comunidad de Madrid, ubicado en Algete, para ayudar a las hermanas a la hora de la comida, de la cena o del baño, entre otras cosas.
Esta entidad recogerá el galardón el próximo 26 de enero, durante la Gala de la Paz, que acogerá el Teatro Auditorio Ciudad de Alcobendas.
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