Ser Madrid Norte ha tenido la feliz idea de ofrecer una espacio en su web para que quienes nos dedicamos a la política podamos transmitir nuestras ideas a sus lectores. Una oportunidad que agradezco y que espero sea el inicio de una larga y fructífera colaboración. Porque para un político, el que un medio de comunicación tenga interés por tus opiniones es, además de una satisfacción, una auténtica necesidad. Y cuando te ofrecen, como es mi caso, un espacio regular para escribir junto a políticos de relevancia, el cumplido es de tal magnitud que abruma la responsabilidad de estar a la altura del ofrecimiento, pero lo intentaré.
Tengo 35 años y he vivido toda mi vida en democracia. No recuerdo otra cosa y, si me apuran, mis primeros recuerdos políticos son de Felipe González como Presidente. Me licencié en Ciencias Políticas y milito en un partido, el Partido Popular, que me ha permitido servir desde sus siglas a los vecinos de Algete como Teniente de Alcaldes y al conjunto de los madrileños como Diputado Regional.
Tomé la decisión de afiliarme al PP allá por 1.994, convencido de que el proyecto socialista no sólo no daba para más sino que perjudicaba seriamente a España. Y como joven idealista que aun me considero, viví con satisfacción el acierto de comprobar cómo cambiaba España con el Partido Popular y con José María Aznar.
La bajada de los tipos de interés del 14% al 4%, los 5 millones de nuevos empleos, el acorralamiento a la ETA, la entrada por la puerta grande en el Euro, ser los socios preferentes de Estados Unidos y tener voz en Europa o que se hablase del milagro español eran indicadores de que las cosas habían cambiado y de que España se abría al nuevo siglo con el ímpetu propio de quien quiere ganar el futuro. Sin embargo, los atentados del 11 de marzo de 2004 y ese secular vértigo que persigue a los españoles cada vez que somos decisivos nos sacaron del camino y el futuro dejó de ser lo que hasta entonces era.
A partir de ahí todo ha sido un desastre. Las Elecciones del 2004 dieron el Gobierno a una oposición que no estaba madura para gobernar, y que lejos de ofrecer un proyecto al conjunto de los españoles llenó su vacío con radicalismo, sectarismo y frivolidad. Ocho años de Gobierno perdidos en los que se han fomentado la división entre los españoles: Estatuto de Cataluña, Ley de Memoria Historia; la intromisión del Estado en la vida privada y se han dejado pudrir los grandes problemas hasta hacerlos casi irresolubles.
Y este entorno, como en 1.994, vuelvo a sentir la necesidad de lograr un cambio de Gobierno que arregle la situación porque España está para que la repensemos entera. Y de ello les hablaré otro día.
David Erguido, Diputado PP en la Asamblea de Madrid
Comentarios
David G. dice:
¡un fantástico artículo lleno de sentido común y de coherencia!
miércoles, 16 de marzo de 2011 a las 12:16
Alvaro dice:
Qué razón tienes. Es deprimente el país que éramos y en lo que nos hemos convertido. No apetece nada la política tras el paso del actual gobierno. Al menos con González y Aznar lo pasábamos bien, los mensajes eran vibrantes, la izquierda mucho más seria...
miércoles, 16 de marzo de 2011 a las 19:19