Esta obra de teatro es un clásico en el repertorio bernhardiano, desde su escandaloso estreno en el Festival de Salzburgo en 1972, aunque es una gran desconocida en España.
Un camerino y un apartado de un restaurante sirven de escenario a las peculiares obsesiones del autor: la enfermedad y el arte. Una representación en la para sus protagonistas la vida se ha convertido en una función grotesca y solo cabe esperar la caída del telón, es decir la muerte.
Las entradas pueden sacarse desde las 18,30 horas el mismo sábado, por 15 euros.
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