Los hechos se remontan al 12 de diciembre de 2009 cuando, según el relato de la pareja del acusado, tras salir de una discoteca, un hombre se acercó a ella, la insultó y la zarandeó hasta tirarla al suelo. En ese momento, comenzó la pelea entre ambos hombres. Lo que está probado es que al acusado golpeó después a la víctima hasta dejarla en estado vegetativo. El procesado ha insistido ante el tribunal que nunca fue su intención asesinar a nadie y que había bebido bastantes copas. También ha asegurado que no fue consciente de cuánto le pegó y que creyó que había sido una pelea "normal".
Varios testigos han defendido una versión muy distinta, subrayando que vieron llegar corriendo al acusado y dar un fuerte golpe en la cabeza a la víctima, que estaba de espaldas. Después, han afirmado que la lluvia de golpes continuó mientras ésta seguía en el suelo. Los policías que llegaron al lugar de los hechos en su día también han dicho que el acusado no tenía síntomas de haber bebido.
La fiscalía ha mantenido su petición de 13 años de prisión por un delito de asesinato en grado de tentativa sumado al pago de una indemnización de 300.000 euros. La defensa ha solicitado que se le condene por un delito de homicidio imprudente teniendo en cuenta que había bebido y que actuó en defensa de su novia.
La víctima sufrió entonces daños encefálicos severos, varias fracturas en la cara y un pulmón dañado en su totalidad. Su estado actual es vegetativo e irreversible.
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