Desde hace siglos nuestra región ha destacado por los conejos de Galapagar, los espárragos y fresas de Aranjuez, los ajos de Chinchón o los melones de Villaconejos. Sin embargo, los garbazos de El Molar no se quedan atrás. Eran los preferidos por los Austrias Felipe II y Felipe III; aunque también por los Borbones, desde Isabel II hasta el actual monarca.
Según los entendidos, los garbanzos de El Molar son de “calidad superior” por su alto porcentaje de calcio, hierro, fósforo, sodio, magnesio y vitaminas. Unas cualidades nutritivas y calóricas que se suman a las afrodisíacas, ya que su ingesta aumentaba la líbido y la potencia sexual, como explica el historiador Antonio Balduque.
Cualidades que llevaron al éxtasis gastronómico en el siglo XIX, cuando el consumo diario por persona era de 40 gramos de garbanzos. Sin olvidar, con anterioridad, su importante presencia en la cocina romana y en la Edad Media en las ollas judías, sefarditas y cristianas.
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