Como una piedra en un estanque. Así se puede considerar el impacto de la crisis económica y financiera en España. Como una enorme roca que cae en las aguas tranquilas del tejido social de nuestro país, sustentado en las bases marcadas por anteriores Gobiernos del Partido Popular.
La crisis económica se basa en números, en magnitudes, en la interpretación de unas indeterminadas variables; y, en contra de lo que pudiera parecer, esas cifras no concretan la realidad, sino que la convierten en más abstracta y lejana. Por eso, yo no quiero hablar de números, sino de personas.
Un muerto es una tragedia y mil una estadística. Esta cínica frase, atribuida al dictador Josef Stalin nos muestra precisamente cómo no hay que interpretar el baile de números con el que nos bombardean. Por tanto, no debemos pensar en los 4.226.744 parados registrados en España el pasado mes de septiembre como una cifra sino como 4.226.744 dramas familiares que, muy a su pesar, han protagonizado la mayor subida del desempleo al final del verano de los últimos 15 años.
Los ayuntamientos, como administración más cercana al ciudadano, somos los primeros en enfrentarnos al drama personal de esos más de cuatro millones de seres humanos; somos los que tenemos que afrontar la crisis doméstica de nuestra ciudadanía. Todo un reto.
En Valdemoro hemos asumido este desafío con un profundo sentido de la responsabilidad y desde la coherencia de negarnos a que las consecuencias de los despropósitos de ocho años de gestión del Gobierno de la Nación las paguen siempre los mismos.
Por eso, en este Ayuntamiento compaginamos el respaldo a la ciudadanía desde lo público, con el mantenimiento de los servicios sociales, y el impulso a nuevas propuestas de negocio, autónomos y emprendedores, sabedores de que de ellos depende la creación de empleo y riqueza.
Se dice que el margen de maniobra de los ayuntamientos en la lucha contra el desempleo, especialmente en estos tiempos de dificultades, es limitado. Bien, ese es otro de los paradigmas que debemos romper. El objetivo, sea cual sea el ámbito de responsabilidad en el que nos movamos, debe ser dar lo máximo, poner todo de nuestra parte para combatir esta lacra cuya erradicación tiene que ser un elemento aglutinador de toda la sociedad. Porque, si lo que es una terrible crisis económica se convierte también en una crisis de autoconfianza, de compromiso o de solidaridad, será entonces cuando el problema habrá saltado de los mercados a los individuos.
Frente a ese desánimo, es el momento de políticas que sustituyan a modelos que se han evidenciado como ineficientes, de nuevas actitudes, de recetas que ya han demostrado su validez, de terminar con el despilfarro y de mirar al futuro con optimismo. Así, el tiempo de los números habrá pasado y llegará nuestro momento; el momento de las personas. La elección está en cada uno de nosotros.
José Carlos Boza Lechuga, Alcalde de Valdemoro.
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