La limpieza de carteles después de las elecciones supone un tremendo coste a los arcas municipales. Una partida económica que se podría destinar, por ejemplo, a Bienestar Social, ha afirmado Narciso Romero, convencido de que “los partidos políticos deben dar ejemplo y no pueden caer en la incoherencia de pedir en sus programas electorales una ciudad más limpia si en campaña electoral llenan todas las esquinas de la ciudad de propaganda”. En opinión de Narciso Romero, la ausencia de carteles en las paredes o farolas no sólo es un gesto más con el medioambiente, sino también un ejemplo de civismo.
Para Narciso Romero, esta decisión está acorde con la austeridad de los gastos de campaña que demandan los ciudadanos y con las nuevas formas de hacer política a través de las nuevas tecnologías.
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