A principios del siglo XX, en Centroeuropa, al calor de las sociedades secretas que pululaban entonces por el Viejo Continente y la pasión por el espiritismo y las ciencias ocultas, surgió en Alemania un grupo de iluminados que fue conocido como el Círculo Ocultista de Múnich.
Estaba liderado por el adivino y místico Alfred Schuler, un excéntrico aunque docto personaje convencido nada menos que de ser un romano altoimperial renacido y quien creía estar viviendo en una sociedad decadente y condenada a la destrucción. Por ello, pretendía instaurar una nueva edad de oro en Occidente recuperando mitos y prácticas de la Antigüedad en la que ponía sus ojos, a través de un culto neopagano que tuvo gran influencia.
Haciendo gala de un marcado antisemitismo, y de un nacionalismo habitual en el Viejo Continente, principalmente tras la derrota del decadente imperio austro-húngaro en la Gran Guerra, su ideario esotérico hay quien dice que sirvió de inspiración al futuro Partido Nazi, como lo hicieron los postulados de sociedades secretas como Thule o la Orden de los Nuevos Templarios.
Las extravagantes prácticas y selectas reuniones de estos personajes, quienes creían profetizar el futuro, y que también frecuentaban el círculo del poeta alemán Stefan George, bien podrían haber servido de base para crear a los excéntricos iluminados de la célebre novela de Umberto Eco El Péndulo de Foucault, un movimiento formado por románticos de otro tiempo que veían en el avance inexorable de la modernidad y la tecnología la pérdida de los valores tradicionales y de la sabiduría ancestral, una sabiduría que, vanidosos como eran, creían estaba reservada a una élite intelectual que, por supuesto, decían representar.
La relación de algunos círculos de la sociedad alemana y austríaca frecuentados por Schuler y sus colegas con los primeros pasos de un Adolf Hitler que simpatizaba con el ocultismo, es uno de los episodios más apasionantes y misteriosos de aquellos años, un tiempo de soñadores e iluminados que, como la británica Dion Fortune y su Fraternidad de la Luz Interior, creían sin titubeos en las fuerzas supraterrenas, en la reencarnación, las profecías y los espíritus; un apasionante tema que se trata en profundidad en el número de la revista Enigmas de este mes y del que hablaremos, rescatando las mejores anécdotas, en este espacio con Óscar Herradón.
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