Cuando uno se queda sin palabras o sin argumentos, siempre podrá recurrir, en cualquier situación, a un refrán. Y con eso se acaba la discusión. Hoy con Alfredo Tarazaga vamos a repasar de dónde viene, para qué funcionan y cuál es la historia de nuestros proverbios.
En concreto los refranes se remontan a tiempo inmemoriales. Siempre nos han acompañado y siempre lo seguirán haciendo. Su origen se sitúa en proverbios o sentencias simples y ejemplarizantes, aunque la palabra “refrán” proviene del francés, una palabra que significaba “estribillo” en las composiciones poéticas. Además vemos características como que son sentencias cortas, ejemplarizantes, fáciles de recordar y generalmente compuestas por dos partes.
Por último veremos cómo los refranes ya comienzan en la Biblia, en el libro de los Proverbios o del Éxodo, siguieron con un rabino de la Edad Media que compiló estas sentencias, pero también en El Quijote con el gran Sancho Panza, o incluso en tiempos más modernos, tras la depresión que surgió en el siglo de la Ilustración.
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