Lo último de los Estopa se llama “Pastillas para dormir”, del disco “Rumba a lo desconocido” publicado este año. Su sonido a lo largo de los años se nota más producido, también más cuidado. Pero también menos espontáneo. Nos remontamos quince años en el tiempo para descubrir a unos muchachos algo canallas que apelaban a Camarón para conseguir la atención de la amada.
Aquellas canciones de su primer disco rebosaban sinceridad. Eran simples, es verdad, pero sus letras supieron conectar con un sector de edad joven y que vivía unas sensaciones muy parecidas a las que ellos cantaban. Y muy propias para dedicar a alguien, aunque no fueran las más románticas. “La raja de tu falda” era el perfecto ejemplo de aquel disco.
Esa mezcla de rumba y rock les llevó otra vez al número uno, al que llegaron con su primer trabajo y del que no se bajaron durante casi una década. El segundo se llamaba “Destrangis” y repetía fórmulas como “Partiendo la pana”.
Después de estos dos discos los Estopa ya se habían ganado la credibilidad de la que gozaban. No eran un fenómeno pasajero y lo demostraban en 2004 con su tercer trabajo, “La calle es tuya”, en el que recogían letras y melodías algo más evolucionadas y trabajadas. Pero los temas seguían siendo ideales para cualquier reunión de amigos y amigas en el banco de cualquier parque. “Pastillas de freno” podía valer para varios estados de ánimo a la vez.
Quizá fuera aquél el disco más equilibrado de los Estopa, con acertadas producciones mucho más trabajadas que antes. A finales de 2005, con un lustro de éxitos a sus espaldas, regresaban con nuevo trabajo, “Voces de ultratumba”. De nuevo la paleta musical era variada, aunque la mezcla de rumba y rock era otra vez la predominante. “Malabares” era su primer single.
Claro, que si la fórmula les había funcionado durante tanto tiempo, por qué cambiarla. Es lo que decidieron con su nuevo disco de 2008, “Allenrock”, antes del cual se habían tomado un pequeño descanso para tomar impulso. El disco transitaba por los mismos caminos, aunque escogemos como ejemplo “Hemicraneal”, una balada un poco más pop para ver la versatilidad del grupo.
En ese disco también recogían otra canción, “El run run”, que dos años después versionaban con Rosario Flores en su disco del décimo aniversario para no bajarse del número uno, ahora con una acertada aliada.
Y nos despediremos con el penúltimo álbum de estudio, “Estopa 2.0”, donde sí es cierto que introdujeron nuevos sonidos, electrónica, orquestas y alguna experimentación. La tónica general tenía quizá una marcha menos, y de hecho no funcionó tan bien en las listas de éxitos. “La primavera” era el primero de los ejemplos.
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