Ha sido necesaria una nueva muerte para que un club se sume a la decisión de no dejar entrar a los grupos violentos a su campo. Primero fueron el Real Madrid y el Barça, ahora lo hace el Atlético de Madrid. Una medida oportuna y correcta, aunque se hay tomado en caliente según ha defendido Tomás Páramo, presidente del Club Alcobendas Levitt.
Por su parte, el ex ciclista y concejal de Deportes de San Sebastián de los Reyes, Miguel Ángel Martín Perdiguero ha hecho hincapié en que las aficiones son necesarias y que la violencia no es algo extendido, ya que los que hacen daño son una minoría radial que no ama el deporte y a los que hay que prohibir entrar al campo.
Un extenso debate donde también se ha hablado de los exaltados que se pueden enfadar en un partido, pero que no conviene confundir con los grupos radicales que no miden las consecuencias de sus actos. En cualquier caso, en el deporte, como en la vida, no hay espacio para los violentos.
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