La investigación empezó cuando la Guardia Civil comenzó a sospechar sobre el método de importar bananas. Una empresa que carecía de experiencia que usaba una ruta que encarecía mucho los costes. Las autoridades españolas y holandesas establecieron entonces un control que comenzó a vigilar de ceca las partidas que venían a España. Las primeras no sirvieron para detectar ninguna irregularidad pero en la tercera se localizaron 76 kilos de cocaína entre las bananas. Los importadores son dos ciudadanos españoles de 29 y 46 años domiciliados en Valladolid.
El destino final de la droga era una nave radicada en Ciempozuelos.
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