Joven y discapacitado busca trabajo, la dificultad se multiplica

Corren tiempos difíciles. Si ya es complicado para cualquiera encontrar un puesto de trabajo, más lo es para las personas con discapacidad. No sólo compiten entre ellas sino con el resto de aspirantes, dentro de un mercado laboral que premia al mejor cualificado, aunque se tengan aptitudes que el puesto no requiera. Cuando se trata de comer en un sistema depredador como el nuestro, una vez más, el pez grande se come al chico.

Reportaje

22/03/2012 a las 17:38

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Joven y discapacitado busca trabajo, la dificultad se multiplica

En el último año el número de parados discapacitados en la Comunidad de Madrid ha aumentado en casi 1.500 personas. En los municipios del norte regional, Tres Cantos tiene la mayor tasa con 2,45 %, mientras que San Sebastián de los Reyes es el que menos tiene con un 1,99 %. Datos que reflejan la importante labor de inclusión social a través del trabajo que realizan colectivos como APADIS, que preparan a sus socios para desarrollar un puesto laboral. Pero el paro es una amenaza permanente. Un ejemplo es Mónica, una joven de 26 años con un 33% de discapacidad psíquica, que lleva dos años en paro, pero que aprovecha este tiempo para prepararse una oposiciones con esta Asociación.

Dentro de APADIS, con un 45% de discapacidad psíquica, José María se prepara un curso de formación. Es la manera de enfrentarse a su cuarto año en paro. Un duro golpe del que también se repone con asistencia médica.

Ambos tienen como objetivo independizarse económicamente y no depender de sus padres. Para alcanzarlo, lo mejor es mirar al futuro con optimismo.

Los mismo de ocurre al Gustavo, el lleva 24 años sentado en una silla de ruedas y 3 meses en paro. Sobrevive con contratos por obra y servicio o encargos como “freelance” como diseñador informático. Más que una limitación física, él observa la inflexibilidad de los horarios laborales que le aparcan frente al resto de competidores.

En un mundo competidor, Toñi se siente afortunada no solo por trabajar sino por tener un puesto fijo en la administración pública. Varias convocatorias de oposiciones le costó, pero su lucha no acabó aquí sino en conseguir que se cumpliera la ley de integración de personas con discapacidad o como a ella le gusta decir: “diversidad funcional”.

Desde su silla electrónica, Toñi nunca se sintió discapacitada hasta que quiso empezar a trabajar.

Son algunos ejemplos de cómo la crisis afecta a todos, aunque a algunos más de a otros.