El diseño del operativo contra incendios se basa fundamentalmente en la prevención, vigilancia y extinción. A lo largo de todo el invierno, las brigadas forestales de la Comunidad han trabajado en labores de limpieza de los montes, apertura de cortafuegos, mantenimiento de fajas de seguridad y desbroce que impiden que se acumulen restos vegetales en los bosques madrileños y mejoran las condiciones para hacer frente a los incendios. Lo cierto es que el 80 por ciento de los incendios que se producen en la región se quedan en conatos gracias a una detección temprana.
Durante la etapa veraniega, todos los efectivos de las brigadas forestales se suman a las labores de extinción, que comparten con los efectivos del Cuerpo de Bomberos. A los 18 parques habituales, se adhieren en esta etapa veraniega otros 44 retenes o puntos de pronto ataque, formados por bomberos y por brigadas forestales. Estos profesionales ocuparán diariamente localizaciones estratégicas para llegar cuanto antes a un posible incendio e iniciar las labores de extinción mientras llegan los refuerzos.
El Plan cuenta con cuatro brigadas helitransportadas, que tienen encomendada la misión de intervenir de inmediato por medio aéreo en cuanto que se reciben las primeras noticias de una posible columna de humo. Las bases se encuentran en Valdemorillo, Bustarviejo, Navas del Rey y Morata de Tajuña. El dispositivo cuenta también con otros cuatro helicópteros en la modalidad de bombarderos, situados en Lozoyuela, Las Rozas, San Martín de Valdeiglesias y Navacerrada. Un helicóptero más completa la flota del dispositivo.
La labor de vigilancia está concentrada en 39 torres destinadas a este efecto y dispuestas en otros tantos puntos estratégicos. Son puntos de observación humana, de tal manera que cuando se detecta la existencia de un incendio o humo, los vigilantes de las torres dan aviso y de inmediato se ponen en marcha los medios necesarios.
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