En un entorno como el actual en el que se sobrevalora la tecnología en el proceso creativo, Belén Millán nos muestra la frescura y emoción de trabajar con materiales orgánicos, de nuestro día a día, como es la cera de abeja. Belén utiliza un proceso milenario y ritualista, la encáustica, mezclando cera natural de abeja con pigmento, trabajando capa sobre capa, infundiendo de esta forma profundidad visual y movimiento. La obra de Belén evoca el proceso de transformación de la naturaleza: su fuerza y energía interna, contrastando la rotundidad de las formas orgánicas en continuo movimiento con la fragilidad y temporalidad del momento, víctima de su propia transformación.
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