El Bosón de Higgs nos abre la puerta a nuevos descubrimientos científicos. Más conocido como la Partícula de Dios, por aquello de que está en todas partes, se define como aquella red invisible y sin masa que está en la materia.
Para explicarlo claramente, David Zurdo, parte de la composición de protones, neutrones y electrones que componen el átomo. Partículas que se dividen en otras y que unas tienen masa y otras no. Tal es el caso del electrón, origen de la Teoría de la Relatividad, y sus subpartículas sin masa son los demonizados bosones.
Aunque la clave para entenderlo está en que, por primera vez, hay una explicación para convertir la energía en materia. No a la inversa, que es lo que el ser humano ha hecho a lo largo de la historia: obtener energía a partir de la materia.
A partir de aquí surgen preguntas como su origen, quizás divina, y para qué nos sirve. Porque permitiría en un futuro muy lejano crear materia a partir de la energía y, como en un película de ciencia ficción, obtener la réplica de una pizza a partir de un artefacto. Incluso cabría la posibilidad de replicar a una persona. Pero eso nos haría entrar en un debate ético, moral y metafísico, porque ¿se podría replicar el alma?. Esa es otra cuestión.
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