La importancia de la operación, pionera en Europa, no es sólo acabar con una red de distribución de artículos falsificados de equipamiento militar sino además acabar con el riesgo que suponían para el usuario. El material carecía de garantías de seguridad y calidad, y estaban destinados al uso amateur en actividades de ocio como la simulación militar.
Aunque el núcleo de la red se encontraba en Illescas la distribución se producía a través de almacenes y establecimientos en Madrid capital, Alcobendas, Torrejón, Barcelona, Vitoria o Ciudad Real. Todos ellos han sido registrados por la Policía Nacional.
Han sido detenidas ocho personas, incluidos los líderes de la trama, empresarios y responsables de los comercios acusados de un delito contra la propiedad industrial.
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