Pereira asegura que en estos casos, los psicólogos dejan espacio a la persona afectada y sólo actúan “a demanda”. “Es importante que si el familiar quiere tener tiempo para estar sólo y colocar las cosas en su sitio, se le deje, si desean hablar hay que escucharles”, pero sobre todo, mostrar tranquilidad para contagiársela a los afectados.
En estos casos, el psicólogo también sirve de correa transmisora entre las autoridades y los familiares o heridos.
Asegura que siete u ocho de cada diez afectados por situaciones traumáticas las supera al año y dos de cada diez llegan a considerar que el proceso le ha permitido crecer como persona.
Mónica Pereira nos habla de cómo actuar también con los heridos que han sobrevivido a la catástrofe e incluso, como es este caso, con los dos maquinistas que manejaban el tren siniestrado.
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