Gracias a ese aviso se trasladaron al lugar dos dotaciones de bomberos que acabaron con las llamas, cuyo foco se encontraba en un bidón, almacenado en un patio cubierto, junto con otros similares. Se logró aislar el bidón y se identificó el producto afectado, que resultó ser un disolvente con características resinosas, con productos inflamables en su composición. El incendio afectó aproximadamente unos 600 litros de disolvente, de los mil almacenados en el bidón. Para realizar los trabajos de extinción fue necesario que los bomberos se equiparan en un primer momento con equipos de respiración autónoma. Los bomberos lograron que no fueran arrojados al exterior residuos contaminantes, ni por emisión de gases a la atmósfera, ni por vertido del propio producto.
Una vez comprobada la imposibilidad de que pudiera reavivarse la combustión y de que las calorías no habían afectado al resto de bidones se constató que los daños únicamente se limitaron al propio bidón y sus más próximas inmediaciones.
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