La “Encuesta poblacional europea sobre la alergia al polen de árboles” ha sido realizada por la empresa Stallergenes entre más de 5.000 personas de Alemania, Austria, España y Francia. Se trata de la primera de este tipo y revela el bajo nivel de conocimientos de los europeos al respecto. La mayoría no sabe que la alergia más frecuente es a los cipreses y las arizónicas, a lo largo de febrero y marzo. Y, aunque saben que estas alergias pueden causar asma, más de la mitad ignoran que pueden estar acompañadas de alergias a algunos alimentos.
La mitad de los franceses considera que no es una verdadera enfermedad sino un inconveniente, y 7 de cada 10 austríacos cree que se puede acostumbrar a vivir con ella a pesar de ser molesta, al igual que los ciudadanos peor informados. Aunque los españoles destacamos en dicho estudio por estar mejor informados, especialmente los padres con hijos alérgicos, y por su firmeza en la necesidad de tratamientos médicos específicos para su tratamiento. Quizás por el fuerte impacto de la alergia al polen del olivo en Extremadura y Andalucía, o al de los cipreses y las arozónicas en el centro y norte de la península, como destaca el doctor Mario García del departamento médico de Stallergenes.
Los síntomas de esta alergia: asma, rinitis y conjuntivitis, suelen confundirse con los de otras alergias como ácaros, epitelios o polen de gramíneas, por lo que se retrasa su diagnóstico. Sin embargo, las formas más graves de la alergia al polen de árboles pueden afectar significativamente a la vida del paciente, su rendimiento laboral y su capacidad de concentración, especialmente en el aprendizaje de los niños. De aquí la importancia de un diagnóstico temprano para su inmediato tratamiento.
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