Por María Lucía Sánchez Benítez apenas se la conoce, pero como Malú enseguida descubrimos a una de las grandes voces, de las grandes artistas de nuestro país, y eso con sólo 32 años. “Deshazte de mí” es una de sus últimas apuestas musicales.
Malú se ha gestado en el vientre de la música. No en vano es hija de los cantantes Pepe de Lucía y Pepi Benítez y sobrina de Paco de Lucía. Por eso cuando con 15 años graba su primer disco, por mucho que se llamase “Aprendiz”, escuchábamos lo mucho que sabía esta chica.
El éxito de esta canción fue rotundo, se vendieron más de 700.000 copias del disco. Así que no tardaron ni un año en seguir puliendo este diamante en bruto. En 1999 publicaba “Cambiarás”, aunque es cierto que mucho, su estilo, no cambiaba. “Duele” era uno de sus singles, y volvía a ser desgarrador.
La apuesta por Malú se hacía cada vez más estable, no era un “amor de verano”, y con 18 años ya contaba con una producción delicada en sus canciones, que iban de las baladas sentimentales a las canciones provocativas de baile. Por eso en 2001 cantaba eso de “Toda”.
Dos años después Malú publicaba “Otra Piel”, un trabajo en el que se mantenía en la senda de la canción veraniega, que se podría bailar fácilmente, pero también seguía con baladas y canciones de desamor. Pero aunque ya no necesitaba demostrar su calidad, uno de sus éxitos llegaba junto a Antonio Orozco y “Devuélveme la vida”.
Después de escuchar su voz en todos los ambientes, en todas las radios, a todas horas, Malú retomó su carrera en 2005 con un disco que llevaba su nombre por título, en la que se escuchaba una voz mucho más experimentada, más íntima.
En cualquier caso los temas de sus canciones no evolucionaban y seguía cantándoles al dolor del amor, y lo hacía con medios tiempos, canciones pausadas de estructura clara: presentación vocal tranquila que desemboca en un estribillo con mucha fuerza. Lo repetía al año siguiente con “Si estoy loca”.
Tras una enfermedad, Malú decidió no bajarse del escenario, no darse tiempo de recuperación y seguir haciendo lo que mejor hacía, cantar. Aunque en este caso lo hizo de una forma un poco más rockera, reivindicándose con fuerza especialmente en directo con canciones como “A esto le llamas amor”.
Esto sonaba en 2009 y sin tiempo de respiro en 2010 volvía con “Guerra fría”, donde escuchamos a la Malú de siempre, pero con algo menos de acompañamientos, una voz en primer plano y, sobre todo, conteniendo los gritos y los agudos de otros trabajos. Una senda que, con canciones como “Blanco y negro”, seguía forjando una carrera plagada de éxitos que hoy todavía nos sigue dando grandes momentos.
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