Más de 282 mil millones de pesetas sin canjear, más dinero negro que nostalgia
Manuel Blanca Arroyo, profesor del Departamento de Economía Aplicada de la Universidad Rey Juan Carlos recuerda que cuando entró en vigor el euro existía “un fuerte mercado inmobiliario, que es donde se produce un mayor intercambio en efectivo”, ahora ese dinero va saliendo poco a poco.
El profesor también reconoce que parte de esas pesetas pueden responder a la nostalgia o la añoranza de la antigua moneda, aunque es algo excepcional.
Controlar por parte de la Hacienda pública este goteo de dinero negro en pesetas, reconoce Manuel Blanca, es muy difícil, teniendo en cuenta que hablamos de dinero en efectivo y que incluso la nueva ley de amnistía fiscal no está consiguiendo apenas resultados para aflorar dinero negro.
A otro nivel, la peseta, también se deja notar. Aquí no hablamos de blanquear sino de utilizar esas pocas pesetas que en casa todavía quedan olvidadas. Es otra vertiente que empiezan a utilizar algunos comercios donde se ha colgado el cartel de “se admiten pesetas”. Es el caso de la tienda de moda del hogar “Ascensión Granado”, en Fuenlabrada, donde se admite pesetas hasta finales de año. La mayoría de los que pagan en pesetas son gente mayor, porque los jóvenes, según reconoce Manuel Chavero, propietario, “suelen pagar con euros o con tarjeta de crédito”.
La peseta nació el 19 de octubre de 1868 y nos dijo adiós en marzo de 2002, previa convivencia durante tres meses con su sucesor, el euro. Desde entonces y hasta el 30 de junio, hubo un periodo de canje en las entidades bancarias. A partir del 1 de julio de 2002, para cualquier cambio de peseta a euro hay que ir al Banco de España. Ahora, todavía la gente guarda buen recuerdo de la peseta, algunos incluso, la llevan en el monedero, como signo de suerte.
El Banco de España estima que el 45% de las monedas en pesetas que estaban en circulación antes de la entrada del euro nunca serán entregadas en el Banco de España para su canje porque permanecerán en manos de coleccionistas, se perderán, se deteriorarán o saldrán del país en los bolsillos de los turistas.
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