El estudio recoge que la exposición a estos altos niveles de ruido puede provocar serios problemas de salud, como alteraciones del sueño, pérdida auditiva o enfermedades como ansiedad, problemas cardiovasculares o dificultades de aprendizaje en los niños. El estar expuesto de forma continuada a más de 65dB puede generar estrés crónico.
El informe realizado por el Observatorio Salud y Medio Ambiente de DKV, GAES y la Fundación Ecología y Desarrollo, desvela que en zonas de altos niveles de ruido aumentan los ingresos hospitalarios un 5,3% por cada decibelio que sobrepase el límite de los 65 dB. Hay evidencias científicas que indican que afecciones como cardiopatías isquémicas, hipertensión e incluso infartos cerebrales, podrían tener su origen en la influencia del ruido en el cuerpo humano.
Por supuesto, una de las partes más afectadas es el oído. En este sentido, el estudio alerta que entre un 5% y un 10% de los que escuchan música con auriculares acaba teniendo pérdida auditiva u otros trastornos como acúfenos. Para estos casos, se recomienda no superar el 60% del volumen máximo del aparato y utilizarlo menos de 60 minutos al día.
Para combatir los problemas de salud relacionados con el exceso de ruido, los expertos aconsejan la llamada “dieta contra el ruido”, consistente en modificar hábitos cotidianos. Entre los consejos, limitar el volumen de los reproductores de música, evitar lugares ruidosos, conducir de forma eficiente, sin tocar el claxon o utilizar el transporte público.
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