El ámbito de actuación más reforzado son las riberas de ríos y arroyos, además de algunas áreas recreativas que suelen acoger romerías y celebraciones populares durante esta época. La vigilancia forestal, asimismo, se hace más necesaria tras los dos incendios sufridos en menos de una hora en una urbanización de Villanueva del Pardillo y en el término municipal de Navalcarnero, donde ardieron 6.000 metros cuadrados de vegetación bajo un pinar. El origen en ambos casos fue la acumulación de la pelusa de chopos y sauces, que se dispersa con el viento y, según la Asociación Profesional de Agentes Forestales, supone un riesgo para el entorno.
Así, el Cuerpo de Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid está realizando rutas de vigilancia para prevenir situaciones similares y, en caso de actuar, poder extinguir el fuego cuanto antes en toda la región.
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