Misterios de la Historia: El toque de reyes

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Misterios de la Historia: El toque de reyes

La historia de las monarquías está llena de claroscuros, de crímenes, complots, escándalos y misterio, mucho misterio. Uno de los episodios menos conocidos de la relación de los reyes con el mundo de lo preternatural fue algo muy extendido a lo largo de los siglos, una ceremonia que con el paso del tiempo fue relegándose al olvido hasta el día de hoy, cuando es escasamente conocida fuera de los círculos académicos. Nos referimos al denominado “Toque de reyes”, que iba en consonancia con la consideración del rey como alguien superior, a medio camino entre Dios y los hombres, una suerte de Elegido para guiar a su pueblo y, por tanto, debía ser venerado cual divinidad.

Dentro del extenso ceremonial regio, cargado de fuerte simbología, alguna esotérica, destaca esta práctica, que consistía en la imposición de manos por parte de un monarca sobre sus vasallos. Desde la Edad Media hasta bien entrada la moderna se tenía la firme creencia de que el soberano era capaz de curar mediante la imposición de sus manos a los enfermos, como si se tratara de una suerte de mesías y gozara por tanto de poderes sobrenaturales. Pero el rey no era capaz de “curarlo todo”; se le creía hábil principalmente en la curación de las escrófulas. La adenopatía tuberculosa –como también se conocía a esta enfermedad–, era una afección crónica frecuente en los siglos medievales que provocaba ulceraciones y deformaba el cuello, dando un aspecto bastante repulsivo al enfermo, y que debido a la relación con la corona, en Francia fue conocida como “mal du roi” y en Inglaterra como “King’s Evil”.

Largas colas de enfermos esperaban a que en días señalados uno u otro monarca estuviera cerca de ellos y tuvieran el privilegio de ser “tocados” por sus regias manos. Confiaban en que así serían curados; y curiosamente algunos enfermos mejoraban o sanaban, aunque quizá fruto de la fuerte sugestión que les generaba el contacto con aquellos personajes que consideraban sagrados y ante los que debían postrarse y adorar en todo momento. Un soberano cristiano no podía serlo si no era previamente consagrado –en Inglaterra, por ejemplo, en Westminster–, con el santo óleo, otro de los apasionantes rituales relacionados con el ceremonial regio.

Reyes como Enrique VIII, Francisco I de Francia o Eduardo el Confesor, fueron algunos de los soberanos a los que se atribuyó aquel don taumatúrgico. En España, curiosamente, se atribuía a algunos reyes medievales la capacidad de expulsar los demonios de los posesos, por ejemplo Sancho II de Castilla.

De estos y otros rituales hablaremos esta semana en nuestra sección de misterios, con el Redactor Jefe de la Revista Enigmas, Óscar Herradón.

Misterios de la Historia: El toque de reyes  

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