Misterios de la Historia: En busca de la fuente de la eterna juventud

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Misterios de la Historia: En busca de la fuente de la eterna juventud

Desde tiempos pretéritos la muerte ha sido el gran enemigo del hombre, y burlarla, uno de los grandes anhelos. La búsqueda de la llamada Fuente de la Eterna Juventud aparece en relatos de muy distinto origen, y fue buscada por aventureros, grandes reyes y emperadores, e incluso, dicen, por los mismos nazis.

Son numerosas las leyendas de un rincón a otro del planeta que hablan de un lugar donde el hombre podría hallar la clave para la inmortalidad. Hoy, el ser humano parece sobrevivir a los estragos del tiempo gracias a los avances cibernéticos –aunque, de momento, sólo de manera ilusioria–, pero cuando la tecnología era precaria tan sólo anhelaba encontrar una cura a las enfermedades cotidianas y al acecho imbatible del envejecimiento.

A esta tarea se entregaron con énfasis los alquimistas, principalmente los espagíricos, que buscaban un elixir vitae o panacea universal que sirviera para curar cualquier tipo de dolencia y, queriendo emular a Dios, terminar por vencer a la parca. ¿Lo consiguieron? ¿Existe acaso algún elixir mágico que pueda protegernos? Hoy son muchos los que afirman tener la clave del éxito, la respuesta al más allá o, claro, la llave de la inmortalidad, aunque la mayoría no dejan de ser meros charlatanes con ansias de amasar riquezas. También en siglos pasados abundaban los charlatanes que vendían falsas ilusiones de corte en corte a los príncipes y nobles desesperados.

Pero la búsqueda de las fuentes de la eternidad fue real, y se llevó a cabo por mandato de algunos de los hombres más poderosos de la historia. Aquellos que no lo consiguieron, al menos quisieron dejar testimonio en la Tierra, en forma de exuberante tumba, de que habían sido más grandes que el común de los mortales: fue el caso, por ejemplo, del emperador chino Qin Shi Huangdi, cuyo gigantesco mausoleo, objeto de la búsqueda incansable de cazatesoros y arqueólogos, sigue siendo uno de los grandes misterios que nos rodean. Éste también buscó en vida la fuente de la eterna juventud, aunque parece que no la halló. Otro de los grandes mandatarios que anhelaban encontrarla, si hacemos caso de las crónicas contemporáneas a los hechos, fue Alejandro Magno que, paradojas del destino, murió a la temprana edad de 32 años.  También cuentan que lo hizo, en las Antillas, el conquistador español Juan Ponce de León…

Repasamos brevemente el asunto de la inmortalidad en la mitología clásica, el caso de Nicolás Flamel, alquimista al que se atribuye haber hallado la Piedra Filosofal o las andanzas del misterioso conde de Saint-Germain, en nuestra sección de misterio de esta semana, con Óscar Herradón, redactor jefe de la revista Enigmas, de la que podéis descubrir más ien su web oficial: www.revistaenigmas.com

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