No son inmortales, ni capaces de volar o viajar a otros mundos por una puerta dimensional, pero poseen habilidades que los convierten en una especie de “superhéroes” de andar por casa. ¿Tienen acaso verdaderos poderes o son unos farsantes? Sea cual sea la razón, el caso es que han acaparado la atención de un gran número de personas.
Rayos X en los ojos, fuerza sobrenatural, capacidad de volar, mejor camuflaje que un camaleón, piel invulnerable… la caterva de poderes sobrenaturales que atesoran los superhéroes del cómic, hoy universalizados gracias a las grandes producciones cinematográficas, es tan extensa que enumerarla puede dejarle a uno sin aire. En el fondo, no dejan de ser anhelos de los seres humanos, pobres mortales, de convertirnos en esos mismos dioses que se remontan a tiempos pretéritos donde la mitología iba de la mano de la realidad.
Pero al margen de “ficciones”, lo cierto es que existen hombres, de carne y hueso como nosotros, que son capaces de realizar tales proezas que dejan a uno boquiabierto. Gente que se levanta temprano para trabajar, que no protagoniza tebeos ni seriales ni salva ciudades de las garras del mal, pero cuyas particularidades les han hecho, a unos, merecedores del record Guinness, a otros, principalmente de siglos pasados, objeto de burla y carne de circo.
Lo que son capaces de hacer hoy algunas personas es asombroso, tanto, que han protagonizado incluso documentales. Sus habilidades, singularidades y diferencias para con nosotros les hacen estar más cerca de un Daredevil, un Batman o un Magneto, que del vecino de la puerta de al lado. Eso sí, ni son mortales ni pueden derrotar a un ejército de seres venidos de otro mundo con un martillo eléctrico.
Esta semana, en nuestra sección de misterio, repasamos con scadar por casaos con o mundo con un martillo el vecino de toda la vida. Eso ses y libros. Sus habilidades, singularidadeÓscar Herradón, redactor jefe de la revista Enigmas, las sorprendentes cualidades de individuos que parecen ser “imanes humanos”, hombres elásticos como chicle, auténticas calculadoras de carne y hueso o una suerte de “Protegidos” como el Bruce Willis dirigido por M. Night Shyamalan en una de sus más célebres películas.
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