Como cada vez que empieza un nuevo curso en las universidades se abre el debate sobre las novatas. Esta vez una asociación gallega se adelantaba pidiendo que se las juzgue como “torturas”, y a los pocos días la noticia de que dos estudiantes habían sido ingresados de urgencia en Santiago de Compostela tras verterles detergente en los ojos nos recordaba lo peligrosa que puede llegar a ser esta “tradición” si se va de las manos.
Porque hay quien las defiende, siempre dentro de unos límites de coherencia considerando únicamente su parte positiva: que sirve para fomentar la integración y la fraternidad de los estudiantes nuevos con los veteranos.
Pero tampoco hay que cegarse ante la negativa: que en algunos casos son denigrantes, socavan la integridad de la persona y queden llegar a causar daños psicológicos cuando no físicos.
Así que nosotros vamos a huir de los extremos, y atendiendo a lo que cada uno conoce como “novatada”, habrá quien lo considere como un juego trivial y quien lo considere algo terrible y denigrante.
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