Técnicos de la Comunidad de Madrid especializados en salud ambiental están estudiando ambos casos ya que, aparentemente, no existe ninguna coincidencia ni temporal ni espacial entre ellos.
La leishmaniosis es una enfermedad parasitaria que afecta a la piel, las mucosas y los órganos internos de los mamíferos, causada por un parásito llamado “leishmania” que vive en animales y que es transmitida por la picadura de la hembra del mosquito denominado “flebótomo” de color amarillo-pajizo, cuya mayor actividad es entre mayo y octubre, especialmente por la noche.
La principal especie afectada en nuestro país es el perro, pero el transmisor es dicho mosquito y, aunque se trata de una enfermedad de baja incidencia en la población, puede afectar a cualquier persona. Por ello, el Ayuntamiento ha publicado una serie de medidas preventivas, especialmente dirigidas a la personas con defensas bajas.
Para las personas los consejos se resumen en: colocar en las habitaciones insecticidas eléctricos, utilizar aerosoles antimosquitos, cerrar las ventanas por la noche si tenemos la luz encendida y colocar mosquiteras de 5 milímetros. Mientras que para los perros se recomienda la vacunación, aplicación de productos repelentes o el uso de collares antiparásitos, evitar que las mascotas duerman al aire libre y hacer analíticas rutinarias en invierno para detectar la enfermedad y, en su caso, aplicar el tratamiento supervisado por un veterinario.
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