Pleitesía por el Rey del Pop

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Pleitesía por el Rey del Pop.

Hablando de estrellas, es el único artista que tiene dos en el Paseo de la Fama de Hollywood: como cantante solista y como integrante del grupo The Jackson 5. Sin olvidar que ha entrado hasta 80 veces en el Libro Guinness de los récords por ser el más premiado de la historia de la música, conseguir 15 Grammys,  ser el vocalista más joven en liderar la lista de sencillos en los Estados Unidos o en entrar directamente al número uno y permanecer en él hasta 37 semanas; además de ser el autor de “Thriller”: el disco más vendido jamás, y el compositor con mayores ventas en los últimos tiempos.

Michael Joseph Jackson nació un 29 de agosto de 1958 en el estado de Indiana, donde creció con sus ocho hermanos, una madre muy religiosa y un padre aficionado a la música que les maltrataba continuamente. A mediados de los años 60 formó con sus hermanos la banda The Jackson 5, con los que publicó diez álbumes hasta 1975 y conoció el éxito internacional. Después despegó en solitario con el disco “Off the wall” gracias al productor Quince Jones, con quien trabajó en los siguientes años y le buscó las colaboraciones de Rod Temperton, Stevie Wobder y Paul McCartney.

Pero fue en 1982 cuando su carrera alcanzó la gloria y rompió todos los techos que él mismo pudiera imaginar. Fue con “Thriller” y aquel cortometraje de John Landis inspirado en las películas de miedo y en el que Jackson no dudó en meterse en la piel de un hombre lobo o trasformase en un zombie que perseguía a su aterrada novia. Todo envuelto en una estética meditada, una producción musical muy cuidada y una promoción más que planificada. Un golpe de efecto que le llevó a vender 65 millones de copias en todo el mundo. Eso y la calidad de temas como “Billie Jean”, cuya memorable actuación en el especial televisado del 25 aniversario del sello Motown se ha convertido en un icono de la estética y el baile, ya que fue aquí donde asombró con su paso “moonwalk” enfundado en unos deslumbrantes zapatos de charol, sus blanquísimos calcetines bordados de lentejuelas y sus guantes igual de brillantes.

Desde entonces ya nada sería igual. Patrocinio con la Pepsi, recepción en la Casa Blanca y reconocimientos por su labor humanitaria (de hecho lazó “USA for Africa”, álbum que contenía el tema “We are the World” junto otras estrellas como Diana Ross, Tina Turner, Bod Dylan o Bruce Springsteen, entre un largo etc.) También en 1985 Jackson compró por 47 millones de dólares los derechos de autor de las canciones más representativas de The Beatles”, lo que le acarreó una eterna enemistad con McCartney.

Por aquel entonces comenzaron sus problemas de pérdida de pigmentación en la piel y comenzó a maquillarse, evitar la luz del sol y hasta operarse el mentón y la nariz por problemas respiratorios, incluso se rumoreó que dormía en una cámara de oxígeno para no envejecer.  A lo que se unió una estricta dieta vegetariana que le condujo hasta la anorexia nerviosa, siempre camuflada en enormes gafas oscuras, excéntricos guantes y trajes militares repletos de medallas. Aunque el éxito le perseguía, al igual que los incansables fans que adoptaban su look de cuero y cadenas que impuso en el disco “Bad”, cuya gira de 123 conciertos recaudó 125 millones de dólares que, en parte, donó a hospitales, orfanatos y entidades benéficas.

Jamás ocultó su compromiso con la infancia, prueba de ello fue la Fundación Heal the World para los niños más desamparados del mundo. De hecho su residencia “Neverland” se convirtió en un idílico rancho con parque de atracciones, zoo y cine, gratuito para aquellos con enfermedades terminales o procedentes de orfanatos. Escenario que se empañó con dos acusaciones de pederastia, de las que salio inocente. Sin embargo, su vida personal quedó manchada. En 1994 Michael Jackson se casó en secreto con Lisa Marie Presley, la hija del legendario Rey del Rock, y terminó en un amistoso divorcio a los dos años. Fue entonces cuando se volvió a casar con la enfermera de su dermatólogo, Debbie Rowe, de la que se divorció tres años después y con quien tuvo dos hijos por inseminación artificial: Prince y Paris. Pero en 2002 llegó un tercer vástago fruto de un vientre de alquiler: Prince Michael Jackson II.

Como su mansión “Neverland” fue cerrada por las autoridades, los últimos años se trasladó de alquiler a otra “Holmby Hills”. Aquí encontró la muerte la mañana del 25 de junio de 2009. Una noticia que sorprendió al mundo ya que dos meses antes Jackson anunció su última gira “This is it”. Al parecer se trató de una parada cardiorrespiratoria fruto de una “intoxicación aguda de propofol” administrada por su  médico personal, según la autopsia, lo que situó a Conrad Murray en el principal sospechoso del fallecimiento. El acusado se declaró “no culpable” y pago una fianza de 75.000 dólares para no ir a la cárcel. A las dos semanas se celebró una ceremonia seguida en directo por cerca de 2.500 millones de personas, en la que actuaron grandes amigos como Lionel Richie, Mariah Carey o el propio Stevie Wonder.

Pero a pesar de su muerte, Michael Jackson volvió a ser el artista que más disco vendió ese año. Y es que el Rey del Pop mantiene su séquito de fieles: desde los que se visten, maquillan y bailan igual (incluido el golpe de pecho y la echada de mano a la entrepierna), hasta los que nos sabemos sus canciones de memoria porque ya forman parte de la banda sonora de nuestras vidas.

Pleitesía por el Rey del Pop.  

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