Rafael Sanchez Acera, candidato del PSOE Alcobendas habla de una historia de amor interminable con su ciudad
En vaqueros y camisa azul, Rafael Sánchez Acera canta antes de salir al aire a su querido Serrat “Hoy puede ser una gran día, plantéatelo así, aprovecharlo o que pase de largo depende en parte de ti…”, le gusta, pero no se atreve a cantar en directo. Lo suyo es la política, en la que se crió, creció y maduró. Una canción que ha escogido porque le recuerda a su infancia y a su tía Pili, quien se la cantaba mientras le cuidada de niño en un entorno familiar de izquierdas. Aquellos maravillosos años de la transición en los que ya decía a sus amigos que de mayor quería ser Presidente del Gobierno.
Aunque se conforma con ser alcalde de su pueblo, porque no hay nada mejor que trabajar para tus vecinos, asegura. En su caso: Alcobendas, la ciudad que le vio nacer en el Parque Blanco de la calle Constitución, cerca de la histórica zapatería Sacha, donde ha hecho sus amigos y ha construido su vida. Un amor que se ha consolidado con los años, porque Rafa ha crecido a la par que Alcobendas, primero como vecino y después como concejal, tanto en el gobierno del PSOE como ahora en la oposición.
La música de Sabina ha empezado a sonar mientras recuerda el universo femenino que siempre le ha rodeado: su madre, sus tías, su hermana Pilar (también en las filas socialistas de Madrid), su mujer y hasta su hija. Mujeres sin las que no sería el mismo y a las que les debe ser como es: un hombre con vocación política y alma de artista. Aunque confiesa que hubiera sido contable de no haber entrado en la política local, por su lado marcadamente metódico, aunque también espera estudiar Historia del Arte cuando se jubile. Y es que una de sus pasiones es visitar museos y disfrutar del arte, así como la lectura, de ahí su habitual cita “Vinuesa, en su torre de marfil...” quizá inspirada en “La Historia Interminable”.
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