Estas son las recomendaciones literarias que nos trae esta semana Eva Díaz Riobello:
“Bienvenidos a Incaland”, de David Roas
A medio camino entre el diario de viajes y la novela de ficción, David Roas se inspira en sus propias experiencias en Perú para relatarnos el choque delirante que implica aterrizar en este país andino para los viajeros incautos: desde el caos de Lima hasta las ruinas de Cusco y Machu-Picchu, terremotos variados, llamas inquietantes, una tentativa de robo en la casa museo de Vargas Llosa, pasando por la rica gastronomía peruana o el lento proceso de zombificación de los turistas, debido a los efectos combinados del mate y la altura. Se trata de un libro escrito con mucho humor y grandes dosis de imaginación, recomendado para quien desee viajar a Perú desde el sofá, o también de una guía de viajes diferente para quien se disponga a visitar este país fascinante.
“¡Así de grande!”, Edna Ferber
Por primera vez nos llega traducida esta inolvidable novela, ganadora del premio Pulitzer y llevada al cine en tres ocasiones, cuya protagonista, Selina, es una joven que decide trabajar como profesora en una comunidad rural holandesa, en las afueras de Chicago. Allí se casa y tiene un hijo, Dirk, al que durante su niñez apoda “So Big” (Así de grande). Cuando su marido muere, ella decide hacerse cargo sola del duro trabajo de la granja, en un entorno donde las mujeres viven apartadas de las tareas del campo. Su objetivo es darle a su hijo la oportunidad de educarse y llevar una vida plena dedicada al arte y la creatividad, el sueño que ella no puede cumplir. Para conseguirlo, desafiará las convenciones sociales y a la comunidad patriarcal que la rodea, aunque la vida no siempre nos depara aquello que deseamos.
“Los gemelos congelados”, de Andreu Martín y Jaume Ribera
(Novela juvenil) Después de 5 años, el detective adolescente Flanagan regresa con una nueva aventura, esta vez con tintes sobrenaturales. En un pueblo pirenaico, donde todo el mundo oculta secretos, en medio un bosque nevado aparecen los cadáveres congelados de dos niños de cuatro años. Sin embargo, después de que la única testigo dé la alarma, estos desaparecen. Años después, cuando el caso ya se ha convertido en un tema recurrente de los programas sensacionalistas y paranormales, el joven Flanagan deberá intentar resolverlo para evitar el embargo del bar de sus padres, la única fuente de ingresos de su familia y su única posibilidad de estudiar Criminología y cumplir su sueño de convertirse en investigador profesional. Humor, intriga y terror para los lectores más jóvenes de la casa.
Y como microrrelato, esta semana hemos elegido “Hacerse el muerto”, de Andrés Neuman, leído por la microloca Isabel Wagemann.
Comentarios