Álvarez reconoce que no hace falta que pasen cosas dramáticas en nuestra vida para que tengamos un estado de ánimo bajo o un día triste. Pasar de la tristeza a la alegría depende de nosotros. Fundamentalmente de cómo vivimos la situación. A veces es necesario tomar distancia, cambar la perspectiva o la comparación.
Es importante desterrar pensamientos como “si me ha salido mal varias veces, cuando lo vuelva a intentar volveré a fracasar” o “si yo fuera como mi amigo, conseguiría lo que quiero o tendría un trabajo mejor”. Las comparaciones o las experiencias vividas no nos pueden condicionar nuestro futuro, tal y como reconoce este especialista en coaching, quien nos ofrece algunos consejos para cambiar la tristeza por alegría.
Comentarios