Tras el triunfo del PP el pasado domingo, se hace necesario analizar con sosiego, los resultados obtenidos por mi partido. La respuesta en las urnas de los ciudadanos ha sido evidente y con ella, el conjunto del PSOE ha sido duramente castigado por lo que la sociedad española ha interpretado como una política y unas medidas poco acertadas impulsadas desde el Gobierno de España, frente a la crisis económica, fundamentalmente.
El conjunto de los electores han dado la espalda desilusionados con el Partido Socialista en lo que muchos han interpretado como un giro ideológico hace poco más de un año. Un “desvío” ideológico impuesto por la subordinación involuntaria, pero inevitable, a las directrices económicas más neoconservadoras de quienes hoy gobiernan Europa. Y quizás ese desencanto, quizás poco explicado respecto a sus orígenes, ha sido aún mayor cuando han percibido que esas medidas de ajuste no han están siendo efectivas a corto plazo, para paliar los efectos devastadores de la crisis por mucho que el Gobierno las haya justificado, como absolutamente necesarias.
Seguramente sin esas medidas nuestra situación hoy sería mucho peor. Estoy seguro que un gobierno de la derecha en España, no hubiera conseguido rebajar el desempleo, pero sí de forma alarmante los niveles de protección social en nuestro país. Pero también es cierto, que el dato de la EPA, con cerca de cinco millones de desempleados, casi al comienzo de las elecciones han sido argumento suficiente para que el Partido Popular haya centrado toda su campaña de forma absoluta y lamentablemente demagógica en el sufrimiento de esas personas, arrastrando a familiares, amigos y conocidos hacia el desafecto más radical contra todo lo que significaba la marca PSOE a todos los niveles.
Y eso es lo que realmente ha marcado la agenda. El ciudadano ha priorizado la crisis económica como su mayor problema por encima de la nefasta gestión, el despilfarro y la corrupción del Partido Popular allí donde gobierna. No le ha importado avalar con su voto la corrupción en la Comunidad Valenciana o en la Comunidad de Madrid y lo que es más escandaloso, el Partido Popular, ha intentado con posterioridad, exonerar de responsabilidades penales y judiciales a sus electos acusados de corrupción, ganadores en las urnas, en causas abiertas judiciales, en un ejercicio de “blanqueamiento” de la corrupción, como en el caso Gürtel, absolutamente vergonzante en términos democráticos.
Pero hay que reconocer la victoria del PP, ahora los ciudadanos querrán conocer sus grandes propuestas alternativas a la crisis desde todos los Ayuntamientos y Comunidades autónomas donde ahora ya gobiernan. Ya el PP no tendrá más excusas.
Y al PSOE, a mi viejo partido, le toca escuchar y comprender el resultado de las urnas, analizar con calma los resultados y encontrar cuanto antes el antídoto que nos lleve a recuperar a nuestros decepcionados votantes. Un antídoto que conlleva tomar las decisiones apropiadas en los momentos oportunos, repensar las respuestas ideológicas del socialismo democrático en un mundo con grandes problemas geoestratégicos globales que agravan las diferencias sociales y buscar respuestas políticas que tiendan a la cohesión social en un discurso mundial donde una nueva política global del siglo XXI regule la economía salvaje, actualmente en un proceso de regresión propia del siglo XIX.
En definitiva, hay que impulsar un nuevo proyecto socialdemócrata global que más allá de pequeñas soluciones locales o nacionales que empequeñecen el valor de la política y la confianza de los ciudadanos a sus representantes busquen respuestas eficaces y efectivas, tal y como nos exigen la inmensa mayoría de ciudadanos.
Ese nuevo proyecto deberá ser impulsado con fuerza y cohesión con un nuevo liderazgo que la sociedad española nos requiere inexcusablemente, en un entorno de máxima tranquilidad y responsabilidad, sin grandes debates públicos que puedan erosionar más aún la imagen de un partido que durante sus más de 132 años de existencia, ha sido el gran valedor de los principales avances sociales en la sociedad española, en este país.
Comienza una nueva etapa.
José Cepeda, Vicepresidente Grupo Parlamentario Socialista
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