Llega el mes de agosto, el mes de las vacaciones, de las escapadas turísticas, de los quince días en la playa y las reservas de “todo incluido” en los hoteles de lujo.
Bueno, quizá no tanto. Está claro que la dichosa crisis nos ha obligado a cambiar un poco el guión.
Éstas son las vacaciones del ingenio y el ahorro. Porque sin vacaciones no nos quedamos los españoles, aunque para ello haya que optar por un “plan B”.
De entrada, las agencias de viajes han notado el regate de los clientes para recortar el gasto todo lo posible, pagando una media de 1.200 euros por familia. Vamos, que en vez de irnos al Caribe nos quedamos en el Mediterráneo, quizá menos días de lo que nos gustaría y conformándonos con un par de estrellas menos en nuestro hotel.
Y es que lo importante es no quedarnos sin vacaciones y, sobretodo disfrutarlas. Es el momento de hacer esa visita que teníamos pendiente a nuestro amigo que, casualidades de la vida, tiene casa con vistas al mar o un chalet en la sierra. O recuperar el turismo rural y pasare unos días en el pueblo. Tan ricamente.
Bocadillo para comer en vez de tirar todos los días restaurante, menos días de reserva y, en definitiva, menos lujos este verano. Con tal ahorrar, muchos se han lanzado a bucear en la ofertas de Internet que, ya lo dicen los expertos, se ha convertido una herramienta imprescindible para encontrar gangas de última hora e improvisar en el último momento nuestras vacaciones.
En cualquier caso. Ya las hayamos improvisado por Internet o las tuviésemos reservadas desde enero, ya sean unas vacaciones de ensueño en la playa o redescubramos el encanto de la piscina municipal, lo importante es disfrutarlas y sacarlas el mejor partido.
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