Estudiamos la situación económica familiar, nuestras posibilidades y aspiraciones de aquí a unos meses. Porque aunque el presente no es nada tranquilizador algo pasa con los meses de julio y agosto que como si no fuera la cosa con ellos. En septiembre ya tocará preocuparse pero ahora nos vamos de vacaciones. Estos son los casos más habituales que nos cuentan a pe de calle.
“Caso 1; por una vez me voy de crucero”: el viaje soñado aún está al alcance de la clase media-baja. Pero hay que reconocer que ya no es un capricho si no un esfuerzo y hay que buscarse las artimañas, buscarse grupos grandes y conseguir ofertas para sentirnos un poco VIP. Presupuesto: más de 1.000 euros.
“Caso 2; entre unos cuantos nos alquilamos un apartamento en la playa”: porque lo de reservar una habitación de hotel ya se nos va de las mano. Esto es sencillo, que cada cual vacíe los bolsillos a ver para qué nos llega. Por lo menos. y sin la amistad es bien avenida, nos vamos a pasar una semana todos juntos. Presupuesto: unos 200 euros por barba.
“Caso 3; hotel y playa pero menos días”: es como los clásicos no hay nada, de la playa al hotel y del hotel a cenar el paseo marítimo. Pero, eso sí, la tarjeta la vamos a pasear menos y ahorramos en día. Nada de pasarse medio mes a cuerpo de rey, con cinco diítas vamos que nos matamos. Presupuesto: unos 800 euros.
“Caso 4; se está mejor en el pueblo que en ningún sitio”: recuperamos el turismo rural y volvemos a nuestro hábitat de la infancia para redescubrir que en el pueblo tampoco se está tan mal. Presupuesto: lo que cueste llenar el depósito hasta la casa de la abuela.
“Caso 5; este año me quedo en Madrid”: que por más cávalas que hacemos no nos salen las cuentas. Así que este año nos quedamos sin vacaciones. Y tan a gusto, oye, que en verano Madrid se queda vacío, tiene una sierra preciosa y en la piscina municipal se está muy fresquito. Presupuesto: la imaginación al poder.
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